La historia del anime, el género de animación de origen japonés, comienza en la segunda dKitayama en 1917.]] En 1906 aparece la primera película de animación, Humorous Phases of funny face, del productor americano James Stuart Blackton. En 1907 se hizo la primera producción de animación japonesa, en donde sale un niño marinero.1 En 1908 aparece en Francia Fantasmagorie, del dibujante Emile Cohl y producida por Gaumont . Este tipo de películas de animación llegan a los cines japoneses hacia 1910. Entre 1914 y 1917
se exhibieron unas 93 películas de animación extranjeras, siendo las
americanas las de mayor popularidad. Ante tal fenómeno, los productores
japoneses comenzaron a plantearse la realización de cine de animación
nacional.
La compañía Tennenshoku Katsudo Shashin (Tenkatsu) es quien reacciona primero, encargando en 1916 al dibujante de manga Oten Shimokawa una película del género. En aquella época no existía documentación en Japón
sobre las técnicas de animación, por lo que la tarea de Shimokawa no
fue fácil. No obstante, consiguió realizar el primer filme de animación
japonesa, Imokawa Mukuzo, Genkanban no maki (Mukuzo Imokawa y el guardián de la entrada) estrenada en enero de 1917. Por su parte, el pintor de estilo occidental Seitaro Kitayama, interesado por las películas extranjeras de animación que veía, presenta un proyecto de realización propia a la compañía Nippon Katsudo Shashin (Nikkatsu),
que ésta acepta encargarle. Kitayama tampoco era un experto en la
animación, pero a base de pruebas y errores, consiguió terminar Saru Kani gassen (La batalla del mono y el cangrejo), basada en un cuento popular japonés, que fue estrenada en mayo de 1917. Shimokawa y Kitayama comenzaron la realización de sus películas en 1916, coincidiendo con la puesta en marcha del dibujante de manga de corte político Sumikazu Kouchi, que por encargo ahora de la compañía Kobayashi Shokai, estrenaría en junio de 1917 Hanawa Hekonai, Shinto no maki (Hekonai Hanawa y su nueva espada), con un samurái como protagonista.
La historia del cine de animación japonés comienza efectivamente en 1917
gracias a los trabajos de estos tres pioneros, pero no se conserva
copia de ninguna de estas películas por lo que se desconocen otros
datos. La de Kouchi
fue la más elogiada de ellas por las críticas de la época, siendo
además la primera en rodarse, aunque se estrenara después de las otras
dos.
Las décadas de los 80 y 90 trajeron coinciden con la irrupción a gran escala del anime en occidente, entre cuyos principales exponentes estarían series como Dragon Ball (basada en el manga homónimo de Akira Toriyama), Saint Seiya (Los Caballeros del Zodiaco), Capitán Tsubasa (Oliver y Benji o Supercampeones), Rurouni Kenshin (El guerrero samurái o Samurái X), Slayers (Rina y Gaudi o Justicieros), Neon Genesis Evangelion (del director Hideaki Anno), Marmalade Boy o Kimagure Orange Road,
Ranma 1/2 de Rumiko, que permitieron el redescubrimiento del tema en
occidente y que en muchos países abrieron el camino a la creación de
culturas otakus propias. Así como también la masificación de las chicas mágicas como Sailor Moon y Magic Knight Rayearth.